La contaminación por mercurio representa un grave problema para la salud humana y ambiental, que causa una variedad de efectos adversos en todo el mundo. Desde 2008, Salud sin Daño y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han trabajado en conjunto para lograr que el sector del cuidado de la salud sea libre de mercurio, apoyando el desarrollo de alternativas precisas, accesibles y seguras en todo el mundo.